Consecuencias de una mala alimentación en niños, adultos y ancianos

Una buena nutrición es esencial para mantener la energía en el organismo, preservar una excelente salud y tener un correcto funcionamiento de todo el cuerpo.

No siempre una alimentación inadecuada y excesiva se traduce solo en obesidad, en muchas ocasiones está relacionada con enfermedades del corazón y otros padecimientos. También una dieta inapropiada e insuficiente pueden conllevar a desnutrición, lo que repercute en la salud.

Para tener bienestar debes asegurarte de consumir diariamente la cantidad recomendada de alimentos saludables, que permitan un buen funcionamiento de tu organismo. Comidas ricas en vitaminas, carbohidratos, proteínas, fibras, minerales, entre otros.

Se ha incrementado la comida chatarra en los hogares, con grandes cantidades de grasas, sodio y calorías. Las hamburguesas, donas, pizzas, galletas, papas y pasteles fritos, entre otros, son parte de la dieta diaria de muchas personas.  

Entre las enfermedades crónicas y consecuencias de una mala alimentación, por la ingesta en exceso de comida rápida está la presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas, obesidad, colesterol elevado, incremento del estrés, caries dental, diabetes tipo 2, depresión, algunos tipos de cáncer y osteoporosis.

Durante el embarazo y la primera infancia una dieta pobre puede producir problemas como anemia, defectos de nacimiento, compromiso en el desarrollo, nacimiento prematuro y bajo peso al nacer.

¿Cómo alimentarse mejor?

  • Come alimentos de los cinco grupos cada día.
  • Beber agua fresca en buenas cantidades.
  • Agrega cinco porciones de verduras y dos porciones de frutas diariamente.
  • No ingieras bebidas azucaradas.
  • Evita los alimentos con mucha azúcar, con exceso de sal o grasa.
  • Compra alimentos más saludables y busca recetas con anticipación.
  • Añade a tu dieta legumbres, las cuales son muy ricas en diferentes nutrientes. Como lentejas, garbanzos y frijoles.
  • Come arroz, pasta y panes integrales, que aportan mucha fibra y otros nutrientes.
  • Selecciona una dieta rica en proteínas magras como pavo, pollo, mariscos y pescados.
  • Añade cereales como la avena cocida a la dieta.
  • Desayuna proteínas como los huevos.
  • Come frutas enteras.
  • Toma lácteos bajos en contenido graso.
  • Come carbohidratos que contienen almidón como la papa.
  • Prepara ensaladas de hoja verde.
  • Ingiere yogur frecuentemente para proteger tu flora intestinal.
  • Elige alimentos con antioxidantes como la pera o la manzana.
  • Añade grasas buenas a tu dieta, a través de frutos secos como las nueces, avellanas, también el aguacate y la chía poseen un elevado contenido en grasas.
  • Mantén una alimentación apropiada durante todo el día con ensaladas, cremas o sopas, jugos naturales, proteínas, carbohidratos y fibra.

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Problemas causados por una excesiva y mala dieta

Hipertensión. Lo llaman el asesino silencioso. Por lo general no es detectada hasta que causa algunos daños.

Obesidad. Cuando el índice de masa corporal es de 25 o mayor. El porcentaje alrededor del mundo ha aumentado considerablemente en los últimos años, lo que ha causado preocupación en el gremio médico.

Enfermedades cardíacas. El colesterol alto puede causar trastornos del corazón. Y los alimentos ricos en grasas saturadas hacen que el colesterol malo se incremente.

Accidente cerebrovascular. Las comidas con mucha cantidad de sal y grasa incrementan el riesgo, al tapar los vasos sanguíneos.

Diabetes. Algunos tipos son causados por alimentos muy azucarados y grasosos. Está vinculada con la obesidad.

La anemia. La deficiencia de hierro puede ocurrir con mayor frecuencia en adolescentes y mujeres en edades menstruantes.

Gota. Es la formación de cristales en las articulaciones causada por el depósito de ácido úrico, que provoca inflamación y dolor. Puede asociarse a una mala alimentación o exceso de productos que incrementan el ácido úrico.

Cáncer. Como consecuencias de una mala alimentación, se piensa que ciertos tipos de cáncer podrían aparecer.

Consecuencias de una mala alimentación en embarazadas, fetos y recién nacidos

Mujeres con desnutrición antes y durante el embarazo tienen mayor riesgo de tener bebés con bajo peso al nacer. Es un peligro que va en aumento con los años y que puede causar en estos bebés problemas posteriores como diabetes mellitus, hipertensión, entre otras enfermedades.

Un bajo peso en mujeres está relacionado además con el poco porcentaje de grasa corporal, lo que puede inhibir el papel de la glándula pituitaria en el cerebro, que causa problemas menstruales como disfunciones ováricas y amenorrea, las cuales en algunos casos pueden ser difíciles de restaurar.

Se puede producir osteoporosis causada por la pérdida aguda de masa de los huesos. Con esta enfermedad el sistema óseo sufre complicaciones al tener tendencia a quebrarse y deteriorarse más rápido. Las mujeres posmenopáusicas representan la población más susceptible.

Los fetos dependen del estado de salud y nutricional de la madre antes y durante el embarazo. Para evitar enfermedades y condiciones que afecten su salud es recomendable para las mujeres una dieta rica en grasas buenas, proteínas, carbohidratos y nutrientes.

El ácido fólico y los ácidos grasos esenciales son primordiales durante el embarazo para evitar defectos en el crecimiento cerebral y del tubo neural.

Los bebés de madres que se alimentan de comida chatarra en grandes cantidades, sufren de problemas de colesterol, niveles altos de triglicéridos y de glucosa e insulina.

Causas de una pobre alimentación en adolescentes y niños

La mayoría de los niños prefieren alimentos procesados y comidas como pizzas, hamburguesas, nuggets y refrescos, esto no ayuda a mantener una buena alimentación y salud. Es responsabilidad de los padres y representantes enseñar desde pequeños a comer saludablemente y así evitar problemas a futuro.

Los efectos negativos de una deficiente nutrición pueden ser a corto o largo plazo. Se presentan problemas como obesidad, diabetes tipo 2, caries y deficiencia de hierro. A futuro puede manifestar enfermedad cardíaca, osteoporosis, presión arterial alta y cáncer.

Pero las consecuencias de una mala alimentación no se notan solamente en el cuerpo y la salud física. También puede tener inconvenientes en el rendimiento escolar.  La falta de vitaminas A, B6, B12, C, y de nutrientes como ácido fólico, hierro, calcio y zinc, y una dieta pobre en frutas y vegetales está relacionada con bajas notas y ausentismo.

La deficiencia de hierro particularmente se vincula con la pérdida de coeficiente intelectual, pese a esto este déficit nutricional es el más común en todo el mundo.

Otros efectos negativos que pueden presentarse son cambios de humor, de comportamiento, disminución de la concentración, agresividad, lentitud física y mental, nerviosismo, rabietas y problemas sociales.   

La rapidez de absorción y empleo de nutrientes en niños y adolescentes es bastante elevada. Es por ello que necesitan una buena dieta para no afectar su crecimiento, fuerza muscular y desarrollo de huesos y dientes.

La alimentación infantil debe ser rica en calcio para desarrollar huesos y dientes, la fibra es esencial para el buen funcionamiento del sistema digestivo, también es importante incluir diariamente proteínas, granos integrales, lácteos, verduras, vegetales, ácidos grasos esenciales y legumbres.

El exceso de azúcares y grasas como alimentos congelados y listos para cocinar, bebidas azucaradas, productos con harina refinada, jugos envasados y chuches provocan la aparición de caries, malformación de huesos y calambres musculares.

Para el aumento de las habilidades cognitivas, de la memoria y desarrollo cerebral, en general, el niño necesita nutrientes como cobre, selenio, yodo, zinc, ácido fólico y ácido docosahexaenoico.

Por el contrario los que ralentizan los procesos mentales y de pensamiento son conservantes, azúcares, sabores artificiales, grasas malas y colorantes. También estos alimentos incrementan los episodios de dislexia, disgrafía y trastorno por déficit de atención e hiperactividad. También han sido relacionado con la carencia de coordinación muscular o visual.

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Causas de la mala nutrición en ancianos

Muchos de los síntomas se disfrazan con problemas de la vejez o enfermedades, y algunas veces es difícil detectar que los adultos mayores están mal alimentados.

Uno de los principales inconvenientes para que los ancianos coman bien está relacionado con la disminución de las papilas gustativas, haciendo que se pierda el gusto por el dulce y salado y se comience a sentir un deje a agrio o amargo. Junto a la disminución del olfato provocan que la comida no sea tan atractiva.

La dentadura también puede ocasionar que se coman menos productos duros, crujientes o que requieran más trituración. Muchas frutas y vegetales, tan esenciales en la alimentación, muchas veces son evitados al causar gases o procesos lentos de la digestión e intestino.

La deshidratación también es muy frecuente, debido a la carencia de la sensación de sed causada por los cambios en el hipotálamo. Esto también puede causar problemas renales al no estar lo suficientemente hidratados. Se recomienda que coman muchas sopas, tés y frutas para la ingesta de mayor cantidad de líquidos.

Entre las consecuencias de una mala alimentación en ancianos está la disminución de la masa muscular. Es importante que coman muchas proteínas para no perderla, y además proteger el sistema inmune y la dentadura. Es esencial incrementar igualmente, la ingesta de niacina, ácido fólico y vitaminas A, B, C, D y E.

No deberían ingerir muchas grasas malas o sólidas y azúcares refinados, por ejemplo las mantequillas, margarinas, mantecas provocan la incorporación de calorías vacías que no dan cabida a las que se necesitan.

Entre los productos que deberían consumir se encuentran: frutas cortadas o enteras como melocotón, frutos secos, verduras, vegetales de hoja cruda y verde, pasta, arroz o pan integral, cereales cocidos como la avena, huevos, semillas, mantequilla de maní, nueces, tofu, yogur, frijoles, queso, leche descremada o baja en grasa, aceitunas, aguacates y carnes magras.

En ocasiones la buena alimentación en ancianos se ve perjudicada por problemas económicos, gastos excesivos en medicamentos, soledad, dificultades para hacer la compra o cocinar.

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